Hola bigueleros
Hoy
quiero hablaros de la dieta BARF o ACBA. Seguro que la conocéis o por lo menos
habéis oído hablar sobre ella.
Cada
día más personas se suman a este tipo de dieta huyendo de los piensos tradicionales
por la desconfianza en su composición y la cantidad de aditivos y cereales que
contienen, además de otros componentes…
Todos
los veterinarios o por lo menos la gran mayoría, nos ofrecen pienso para la
alimentación de nuestros perros.
Si
vais a distintas clínicas, cada una es partidaria de una marca diferente que
además vende y la vende como la mejor comida en relación calidad-precio e
incluso la vende como la más completa.
Lo
más cómodo, la verdad, es comprar un saco de pienso y llenar el
comedero de nuestro perro, lo que tardas es aproximadamente 2 minutos (tirando
por lo alto)
Si
los piensos los recomiendan los veterinarios y los hacen y supervisan
científicos, ¿quién puede pensar que pueden ser malos?
Entonces
aparecen los trastornos intestinales, alergias, dermatitis…y es ahí cuando nos
enteramos de que hay piensos de gama alta, media y baja…, y claro, yo por mi
perro ma-to y compro pienso de gama alta aunque yo tenga que “comer huevos”.
Pero
a muchos los problemas de salud les sigue afectando aún con piensos de gama
alta…¿entonces, qué pasa?
Un
perro es un carnívoro, y en su estado salvaje comería exclusivamente carne,
huesos y vísceras crudas, y en alguna ocasión podrían llegar a ingerir fibra
semi-digerida que pudieran contener los intestinos o estómago de la presa.
En
la actualidad los problemas en nuestros perros de intolerancias o alergias
alimenticias cada vez son mayores ¿y por qué?
Pues se supone que es por la
cantidad de cereales que contienen los piensos. El organismo de los cánidos no
está preparado para asimilar o digerir este tipo de alimentos, aunque cada vez
se va adaptando más y se va separando de sus orígenes del lobo.
Los
piensos son alimentos hechos con ingredientes triturados y mezclados mientras
se cocinan a altas temperaturas. Los mejores nutricionistas y chefs, nos dicen
que si cocinas demasiado un alimento pierde sus propiedades nutricionales; por
ello se les añade vitaminas y minerales artificiales, que obviamente no son tan
saludables como los que se pueden encontrar de forma natural en los alimentos, porque
no se asimilan de la misma forma, pudiendo producir carencias.
La
pasta que se consigue se mete en una máquina extrusionadora que la convierte en
croquetitas que se cubren con una mezcla grasienta y que contiene productos que
le dan sabor y olor (las hace más palatables para que los perros se las quieran
comer), la gran mayoría por no decir todo, son sustancias artificiales que ayudan
a engañar el gusto y olfato.
Como
no, esto no lo elaboran y lo lanzan al mercado sin saber si va a tener éxito o
no, no se lo dan a un humano para que lo pruebe, pues sería absurdo, lo testan
en perros que tienen para ello. Si les gusta, perfecto, si les sienta mal…,
pues a volver a empezar.
Muchos
de los piensos, la mayoría (que no todos):
-
Se les puede añadir sepiolita para que las heces sean más compactas, la
sepiolita es de lo que está hecha la arena de gato.
-
La mayor parte de los productos cárnicos con los que se hacen los piensos son
despojos, es decir, todo lo que sobra de la carne que nos venden, los llamados subproductos
cárnicos.
-
Los animales enfermos o no aptos para el consumo, se incineran, de ahí las
famosas cenizas que vienen en la mayoría de los paquetes de los piensos.
-
Los subproductos vegetales, suelen ser cáscaras o por ejemplo el tronco de la
mazorca, pero no los granos de mazorca, por lo tanto, tienen menos valor
nutricional o nulo.
Luego
tenemos, como dije al principio la dieta BARF –Bones And Raw Food- (Huesos y
comida cruda) o ACBA -Biologically Appropriate Raw Food- (Alimentos Crudos
Biológicamente Apropiados) consiste, como la descripción indica, en administrar
huesos, carne, vísceras crudas, hortalizas y verduras a nuestros perros. De
esta forma volveríamos a acercar a los perros a sus orígenes naturales en
estado salvaje.
El
veterinario australiano Ian Billinghurst fue el impulsor de esta dieta, y asegura
que con ella mejora la salud del animal, la longevidad, su capacidad
reproductiva, evitando los problemas de intolerancias y alergias alimenticias,
al igual que mejora el rendimiento aumentando la energía del animal e incluso
el pelaje adquiere más brillo, mejora el aliento ya que la dentadura está más
limpia y sin sarro, menor olor corporal, heces más compactas y menos olorosas, beben
menos agua ya que los alimentos crudos tienen un gran porcentaje de agua, baja la
grasa corporal y se desarrolla más su masa muscular y mejoran las molestias
articulares. La desventaja es que se tarda más en preparar y servir esta comida que el pienso.
Esta
dieta se compone aproximadamente:
-
60% de huesos crudos carnosos
-
25 % de carne, pescado y vísceras
-
15% de hortalizas y vegetales
-
Huevo crudo con cáscara
-
Aceite de hígado de bacalao o salmón
-
Algas
-
Complejos vitamínicos
-
Vinagre de manzana
-
Yogurt
Ni
que decir tiene, que los productos que se utilicen tienen que ser de buena
calidad.
Por
otro lado, para poder administrar esta dieta, hay que hablarlo con el
veterinario o un profesional que nos asesore, ya que esta dieta no consiste en
dar todos los días lo mismo, tiene que ser variada cada día para que no falte
ningún nutriente esencial.
Para
esta dieta hay que tener en cuenta el peso corporal y a partir de ahí calcular
el porcentaje de comida diaria que hay que administrarle.
Muchos
somos los que desconfiamos de esta dieta por el tema de parásitos en la carne
que se podrían transmitir a nuestro animal, aunque sus defensores dicen que un
perro sano no se contagia ya que su sistema inmunológico está preparado con
bacterias que evitarían un contagio y que al estar alimentado con esta dieta su
sistema inmune evitaría parásitos tanto internos como externos.
Lo
cierto, es que si nosotros tuviéramos que comer siempre lo mismo, nos
aburriríamos e incluso se nos quitaría las ganas de comer, estaríamos más
apáticos, y a eso hay que sumarle que los perros dependen 100% de nosotros para
vivir su vida, es decir, por lo general, salen a la calle tantas veces como
nosotros les queramos o podamos sacar, hacen sus necesidades cuando nosotros
queremos y suelen estar encerrados entre cuatro paredes muchas horas; un humano
caería en una depresión si tuviera la vida de un perro casero, o por lo menos
así lo veo yo.
Todo
esto es sólo una información más de las muchas que hay, cada uno debe tener su
criterio al igual que yo tengo el mío propio.
La
verdad absoluta no existe, pero sí nos podemos fiar de nuestros instintos si
nos paramos un poco a observarnos y a observar a nuestros peludos.
Os
animo a buscar más información para que podáis tener más opciones a la hora de
alimentar a vuestros peludos compañeros de piso.
Contacto: blog.gorka@gmail.com
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Fuente: Mr. Barf, Gemma Knowles
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